Revista ¡Hola! entrevista a Toni Nadal en su villa en Mallorca diseñada por Ladaria Arquitectos

Revista ¡Hola! entrevistó a Toni Nadal, tío y exentrenador del tenista Rafa Nadal, en su villa junto al mar en Mallorca, diseñada por Ladaria Arquitectos. La vivienda, ubicada en la localidad mallorquina de Porto Cristo, incluye una piscina con vistas al Mediterráneo y pone en valor la idiosincrasia mallorquina.

Fuente: Revista ¡Hola!

villa Toni Nadal por diseñada por el arquitecto Ladaria
El tío de Rafa Nadal nos recibe junto a su mujer, Joana, y sus tres hijos, Marta, Toni y Joan

Entrenador en las pistas de tenis y en la vida. Toni Nadal sabe lo que cuesta llegar a lo más alto, porque sin esfuerzo y trabajo no hay triunfo ni éxito posible. Así se lo transmitió durante 27 años a su sobrino Rafa Nadal, uno de los mejores deportistas de todos los tiempos, y lo sigue compartiendo en las charlas de motivación que imparte en diferentes foros, en los que habla de valores y de su filosofía de vida.

Desde que decidió dar un paso atrás en la primera línea del equipo del tenista manacorí, Toni se reinventó profesionalmente y, ahora, además de ejercer como director de la Academia Rafa Nadal, colabora con diferentes fundaciones y es empresario en varios negocios. El último, una firma de moda masculina, SES Palma, de reciente creación, que nace con la vocación de reflejar, preservar y promover la cultura, el estilo de vida y la estética del Mediterráneo español: atardeceres de verano, banquetes con amigos, el aire perfumado de los pinos, baños en el mar, momentos distendidos en familia…

Y así, junto a los suyos, Toni Nadal nos ha abierto las puertas de su casa, una preciosa y apacible villa junto al mar en Porto Cristo, Mallorca, para mostrarnos su lado más familiar y compartir una agradable tarde de charla en el jardín, al borde de la piscina, mientras su mujer, la elegante Joana, ejerce de perfecta anfitriona, y sus tres hijos, Marta, de 22 años; Toni, de 20, y Joan, de 19, asisten atentos a la conversación.

Simpático, socarrón, directo y sin imposturas, Toni no es un hombre dado a regalar halagos, pero no puede evitar hablar con pasión de la nueva aventura en la que se ha embarcado junto a Joana, la marca de moda sostenible que le cautivó desde el principio. “Miguel Linera, Antonio Ortiz y Lorenzo Castañer, a los que yo no conocía, contactaron conmigo y me explicaron su idea, que tenía relación con las Baleares, con la Mallorca antigua… Me parecieron jóvenes muy capacitados, muy preparados, querían que colaborase con ellos y por eso me metí en el proyecto”, explica Toni, que defiende que su intención es que en un futuro próximo, el 100 % de la producción se realice en España.

—Toni, una vez más, te has reinventado profesionalmente.

—Yo he defendido siempre que la vida vale más la pena cuando tienes retos, cuando tienes proyectos. Durante muchos años, mi proyecto era que mi sobrino llegara a ser buen jugador y hay que seguir teniendo proyectos en la vida para darle un sentido a la misma.

—Te propusieron ser embajador de la marca y, al final, te convertiste en socio junto a Joana, ¿no?

—Sí, el tema surgió porque querían que yo fuera embajador de su marca. Me enseñaron el proyecto, hablé con ellos y ahí fue cuando me decidí a entrar. Hablé con mi mujer y a ella, que le gusta el mundo de la moda desde siempre, le parecía interesante. Así que decidimos entrar.

—¿Qué fue lo que os sedujo a Joana y a ti del proyecto?

—Fue la ropa, bueno, distintas cosas… pero lo primero la ropa, que es suficientemente atractiva. Además, se trata de moda sostenible, no es ropa de usar y tirar, algo que está a la orden del día en el mundo actual. También que su inspiración es la de poner en valor nuestro estilo de vida, la belleza y la idiosincrasia de Mallorca y, claro, a dos mallorquines de toda la vida como nosotros se nos hizo muy atractivo el proyecto, aun siendo conscientes de la dificultad que implica emprender un negocio de moda. En realidad, el mundo empresarial es difícil, al final es un riesgo que quieres asumir. Pero la razón principal para que decidiéramos entrar es que tenemos plena confianza en los jóvenes que están detrás del proyecto.

toni nadal y joana

—¿Vosotros vivís de esa manera antigua, tradicional, en la que se inspira la marca?

—No, no vivimos de esa manera, pero la ropa me lo recuerda. Evidentemente, el mundo ha cambiado y soy consciente de que no vamos a volver atrás. Pero tengo todavía presente en la memoria la Mallorca en la que las cosas iban más despacio, donde no teníamos la actividad frenética de hoy. Y el modelo de la marca me recuerda a eso, a las cosas bien hechas, con cariño, con pretensión de perdurar, no con la de cambiar el modelo cada dos semanas… Por una parte, es un lujo asequible, que es primordial; no pierde calidad, lo que es necesario y esencial, y a mí me gusta la moda cómoda.

—Es decir, que reunía todos los requisitos para convencerte: cómoda y bonita.

—Sí, particularmente, me gusta sentirme cómodo con la ropa. Si es bonita, no lo sé, es una cuestión de gustos, pero cuando participo tengo que creer que es bonita, si no, no tiene sentido, y cuando me la enseñaron me pareció atractiva. Nuestra pretensión es hacer las cosas bien, para mí es primordial en la vida: la preparación e intentar hacer las cosas bien. Y nuestros socios son gente preparada, jóvenes con ilusión, con ganas de emprender.

—Además de socio, eres embajador de la firma… Tu sobrino Rafa habría sido un embajador fantástico.

—¡Hombre! Habría sido mucho mejor para ellos, pero también les habría costado bastante más (risas). Si en vez de querer a mi sobrino quisieran a Brad Pitt, pues a lo mejor les hubiera salido mejor (más risas). Tenemos nuestras limitaciones, como todo el mundo, pero queremos ir haciendo las cosas bien, despacio. Ya veremos el resultado.

—¿Le has enseñado la colección a Rafa?

—Todavía no he tenido oportunidad, porque mi sobrino estaba de viaje… Ahora, cuando volvamos a vernos, se la enseñaré y a ver si nos compra algo, a ver si se gasta algo de dinero en nuestra firma (ríe de nuevo).

—Dices que la vida merece más la pena con retos. Tu gran reto ha sido llevar a Rafa hasta donde está. ¿Echas de menos esa labor?

—No, no lo echo de menos. Yo me lo pasé muy bien, tuve la suerte de entrenar a mi sobrino y la suerte de tener una ilusión desde que mi sobrino era pequeñito: entrenar a alguien que fuera bueno y, de entre los niños que entrené, el que era bueno era mi sobrino. Viví unas experiencias maravillosas viajando por Nueva York, Australia, Madrid… por todo el mundo. Pero cuando mejor me lo pasé fue cuando mi sobrino era pequeño y mi ilusión era que llegara a ser un gran jugador, ese fue el mejor momento. ¿Lo echo de menos? No, al final uno se va poniendo retos en la vida y va haciendo distintas cosas. No se me acabó el mundo cuando dejé de entrenar a mi sobrino, me puse a hacer otras cosas y en eso sigo.

—Bueno, tienes a uno de tus hijos, Joan, que también juega al tenis, ¿no?

—Sí, es el pequeño y más o menos juega al tenis, pero no muy bien.

—¡Anda!

—A mí me gusta afrontar la realidad, no acostumbro a engañarme ni a engañar a los demás. Pero hay que tener ilusiones y, después, si va bien o va mal no es tan trascendental. La vida se trata de eso, de la ilusión que pones en las cosas y el resultado final… Ya lo he dicho antes, me lo pasé muy bien con mi sobrino cuando era niño, con la dedicación de hacerlo mejor, es decir, en el proceso. Y es lo mismo que les exijo a mis hijos: cuando uno quiere luchar por algo tiene que intentar ir al máximo porque lo otro no tiene sentido; después vamos a ver si las cosas salen bien o no, pero al menos te tienes que ir con la tranquilidad de que lo has intentado hasta el final.

—¿Y tus otros dos hijos a qué se dedican, qué estudian?

—Toni está en la Universidad, estudia ADE en Barcelona, está en el segundo curso. Y Marta, la mayor, ya ha acabado; estudió Global Management and Communication, también en Barcelona. Ahora se va a Madrid a hacer un máster y, de paso, va a hacer prácticas en una empresa, a ver si le va bien. Joan es el que tiene ilusión por llegar lejos con el tenis, pero no juega lo suficientemente bien, aunque sigue intentándolo.

Embajador de moda

—Pero tú le seguirás animando, ¿verdad?

—Mira, en junio, mi hijo Toni tenía que examinarse de un parcial que le había quedado. Vino a Mallorca y durante esos diez días que tenía sin clase, en un momento dado, le dije que se pusiera a estudiar un poco. Y me contestó: “No querrás que estudie siete horas al día”. Y le respondí: “No, no tengo ningún interés en que estudies ni siete ni dos ni una, pero sí que tengo interés en que apruebes. Si Dios te ha dado la capacidad de Einstein y en 20 minutos te lo sabes, perfecto, pero si no te la ha dado y necesitas estudiar siete horas, pues estudias siete horas”. Y así con todo. Lo mismo lo aplicaba con Rafael. Tienes que entrenar o estudiar lo que necesites para aprobar, porque al final hay distintas capa­cidades y cada cual tiene que asumir las suyas.

—Entonces, no estamos ante otro Nadal que pueda llegar a lo más alto.

—A la altura de Rafa no va a llegar mi hijo ni en broma (ríe). Yo no me planteo la vida de esa manera, lo que me planteo es: ¿tú tienes ilusión por hacer algo en la vida? Ve al límite, después ya veremos dónde llegas, pero ve al límite. Cada uno tiene que ser consciente de su realidad y así te irá mejor y no pasa nada. No todos somos Federer, Rafael, Messi, Amancio Ortega… no. Hay muchos niveles y, cuando uno hace todo lo que puede, encuentra la satisfacción personal y eso es lo que tenemos que buscar en la vida.

—Insisto, entonces, le animas a que siga o no.

—Mi hijo o yo podemos tener ilusión, pero uno tiene que ver la realidad y asumir la dificultad, porque es muy difícil, las probabilidades de que llegue a ser un gran jugador son escasas. Pero tengo que intentarlo.

—Lo que has aplicado en la carrera de Rafa ¿lo aplicas en todo en la vida?

—Siempre, no solo con Rafael, sino con todos los chicos a los que he entrenado. No es una cuestión de ganadores o no, sino de intentar hacer las cosas bien en la vida. Por eso se tienen que mantener los principios. Como te decía, una de las cosas que dan sentido a la vida son los retos, lo que cuesta conseguir las cosas… Si a mi sobrino no le hubiera costado nada conseguir todo lo que ha logrado, no lo habría valorado igual que como lo ha valorado sabiendo todo el esfuerzo y los sacrificios que le ha costado. Es un valor aplicable al deporte, a la empresa, a todos los aspectos de la vida, y es algo que he enseñado a los chicos que he entrenado, en la academia, a Rafael, a mi hijo… con todo el mundo. Eso que enseño, lo aplico.

—¿De qué aspecto te sientes más orgulloso de tus hijos?

—Estoy contento y me siento orgulloso de que mis hijos sean buena gente, porque sé que lo son, y eso es lo principal en la vida. Después, son personas empáticas, procuran no hacer daño a nadie, son normales, no son ni muy brillantes en la universidad ni en el tenis, pero son buena gente y creo que esto es lo más importante de la vida.

—¿Qué valor le das a la familia? ¿Eres un hombre muy familiar?

—Sí, soy un hombre familiar, me gusta estar con la familia. También me gusta que cada uno tenga su espacio, yo incluido, pero creo que uno de los ejes principales de la sociedad es el ambiente familiar. Yo me crie en una familia de cinco hermanos y siempre hemos estado muy unidos. Creo que mis padres lo pasaron muy bien viviéndolo y yo procuro seguir el mismo ejemplo.

—Joana y tú lleváis 26 años juntos. ¿Es verdad que empezasteis a salir por un intercambio de clases?

—Sí, ella es profesora de inglés. Se apuntó a clases de tenis y yo se las di, y había un curso en el que ella daba inglés y yo quería aprender y me apunté a ese curso. Y así surgió nuestra relación.

—Si en tu familia tú eres el entrenador, ¿cuál es el papel de Joana?

—Entrenadores somos los dos de nuestros hijos. Creo que es lo que toca, lo normal en una familia es que los padres intenten marcar un modelo a sus hijos, tanto de comportamiento como de formalidad. Después, cada cual toma el camino que decide, pero lo normal es que los padres actúen como tal y no como amigos. Es mi pensamiento y lo que yo procuro hacer, no pretendo dogmatizar ni dar lecciones a nadie.

—¿Qué es lo que más os gusta hacer juntos a Joana y a ti?

—Muchas cosas. A mí, personalmente, dialogar, me gusta hablar con ella cuando salimos a pasear con nuestro perro; igual que con mis hijos, porque yo dialogaba mucho con mi padre y siempre debatíamos. Me gusta el debate, cuando comemos juntos procuro generar alguno, ya sea de deporte, de política, de religión… Me encanta tener la capacidad de debatir y ser debatido, pero sin perder las formas.

—¿Qué planes disfrutáis en familia, todos juntos?

—¡Muchos! Desde ir a comer a un buen restaurante a ir a la playa… Aunque ahora que mis hijos ya son mayores cuesta más hacer cosas con ellos y es normal. Pero hay muchas cosas que hacemos juntos, por ejemplo, cuando estamos en casa, jugar al ajedrez; a todos nos gusta el tenis y el deporte; vamos a partidos juntos, todos somos del Barcelona, vemos los partidos de nuestro equipo… Eso es lo que nos gusta.

—Siendo del Barça, ¿cómo llevas que Rafa sea tan madridista?

—No tengo ningún problema con que Rafa sea del Real Madrid, por mí, perfecto. A veces la gente no entiende que uno pueda ser del Madrid y el otro del Barcelona, y es que media familia es de un equipo y la otra media, del otro. Mi sobrino es del Madrid y ha tenido la suerte de ver muchas Champions. Y nosotros este año hemos ganado la Liga.

—Tú que has viajado tanto, ¿por qué no cambiarías vivir en Mallorca por nada del mundo?

—A ver, no puedo decir que no lo cambiaría por nada del mundo. A mí me gusta vivir en Mallorca porque es lo que conozco, porque aquí está mi familia y porque es una isla muy bonita, donde podemos llevar una vida poco estresante. Creo que me costaría vivir lejos del mar, pero en otros sitios también me he encontrado a gusto. Me encantan Madrid, Londres, Roma, Sídney… Pero aquí, donde tengo mis raíces, estoy bien, visto como algo natural y no desde una postura chovinista.

Ubicación: Port Andratx, Mallorca

Orientación: Vistas hacia el norte; acceso desde el sur.

Construcción: 260 m² construidos, más 60 m² de sótano y 30 m² de piscina.

Terreno: Con fuerte pendiente y diseño adaptado.

 

Vivienda rústica unifamiliar en el corazón de Mallorca.

Normas estéticas tradicionales de la zona que encuentran un equilibrio estético con lo minimal y moderno.

Planta en forma de L

864 m2

2 alturas + sótanos

Piscina 60m2

Laguna 57m2

Espejo de agua que divide espacio doméstico del natural.

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